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Entre los principales nutrientes presentes en los tejidos oculares se encuentra la luteína, zeaxantina, vitaminas A, E y C, carotenoides y ácidos grasos poliinsaturados.
JULIO-SEPTIEMBRE 2017
de la problemática visual se concentra en los países en vías de desarrollo, en donde la alimentación y la nutrición son deficientes.
Teniendo en cuenta que más del 80% de los padecimientos oculares son prevenibles o curables y
que, incluso en el envejecimiento se pueden reducir los efectos negativos, es necesario enfatizar en los alimentos y nutrientes que pueden mejorar la salud de los ojos. Entre estos nutriente se incluyen, vitaminas, minerales, antioxidantes y algunos ácidos grasos. Una alimentación saludable puede mejorar los problemas de visión en un 30%, pero una dieta no es suficiente para mejorar la salud ocular; es necesario también evitar riesgos como
la exposición a rayos UV, tabaco, calor y frío extremo, trabajo con mala iluminación, ver mucha televisión o estar frente a pantallas de computadoras, tabletas y teléfonos celulares por tiempo prolongado.
PAPEL DE LOS NUTRIENTES EN LA SALUD OCULAR
Los alimentos son probablemente la mejor manera de mejorar la visión, teniendo en cuenta la gran cantidad
de nutrientes que son beneficiosos para los ojos. La dieta inadecuada genera graves consecuencias sobre la salud ocular, puesto que la falta de nutrientes puede afectar de forma directa, no solo a los ojos sino también a los músculos y vasos sanguíneos que los rodean. Entre los principales nutrientes presentes en los tejidos oculares
se encuentra la luteína, zeaxantina, vitaminas A, E y C, carotenoides y ácidos grasos poliinsaturados –AGP.
Debido a que la retina y la mácula son especialmente susceptibles a estrés oxidativo, se hace necesario contrarrestar el efecto con Vitamina A, que genera pigmentos para el óptimo funcionamiento del ojo, especialmente con luz tenue. Antioxidantes como los carotenoides, luteína y zeaxantina, minerales como el Cinc, Selenio, Manganeso y Cobre, así como enzimas antioxidantes, contribuyen también a la salud del epitelio de la retina, mácula y el cristalino, protegiendo el tejido para su óptimo desempeño. Específicamente en la mácula, los carotenoides, por su capacidad de absorción de energía lumínica, se concentran en todas sus capas
la parte externa, en el epitelio y la zona exterior de los bastones, trabajando como antioxidante a altas presiones de oxígeno, por lo que se complementa excelentemente con los carotenoides.
Luteína, zeaxantina, vitamina C y vitamina E en forma
de  -tocoferol, actúan de forma sinérgica mejorando la capacidad antioxidante. Estos nutrientes mantienen los vasos sanguíneos oculares sanos, ayudan a disminuir el riesgo de padecer cataratas, mejoran la agudeza visual, disminuyen el riesgo de padecer degeneración macular asociada a la edad –DMAE- y previenen los efectos negativos de la deficiencia de vitamina A en la córnea y conjuntiva. El glaucoma o hipertensión ocular es causada por los sistemas de defensa deficiente de antioxidantes.
La luteína y la zeaxantina son potentes antioxidantes y se depositan como una capa protectora en la mácula, una pequeña mancha en la parte posterior del ojo responsable de la visión central. Funcionan como las gafas de sol
para proteger los ojos de la luz del sol e incluso de las pantallas del ordenador. La luteína y la zeaxantina son nutrientes diarios esenciales, porque el cuerpo no los produce. La ciencia sugiere que las personas de la tercera edad deben recibir por lo menos 10 mg de luteína y
2 mg de zeaxantina diaria para la salud ocular, niveles que por lo general no se alcanzan según informes en consumidores mayores de 65 años, que reflejan en el bajo nivel de estos nutrientes en la densidad óptica del pigmento macular (MPOD).
Durante toda la vida, los ácidos grasos omega-3 desempeñan un papel principal en el crecimiento y el mantenimiento de la salud. Esto incluye tener ojos sanos. Incluso antes del nacimiento, el DHA proporciona el apoyo necesario de rápido desarrollo de los ojos y el cerebro.
A medida que el cuerpo envejece, la necesidad de estos nutrientes se mantiene. La investigación muestra que
los ancianos con una mayor ingesta de grasas omega-3 tienen ojos más sanos que aquellos cuyas dietas son
bajas en nutrientes. Esto puede ser debido al papel del DHA en la protección de los fotorreceptores (las células responsables de la vista). Mayor ingesta de ácidos grasos EPA y DHA también apoya la producción de moléculas antiinflamatorias naturales que mantienen los ojos
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internas, actuando como antioxidantes en bajas concentraciones de oxígeno. Lo contrario sucede con la vitamina E, que se encuentra en mayor concentración en


































































































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